Cuando la "Cortina de Hierro" se abrió dejó ver una ciudad maravillosa, con algunos rasgos del comunismo aún en sus calles y en los espíritus (no lo escribo peyorativamente). Cuatro ciudades en una, miles de años de historia y una arquitectura de ensueño. Praga me ha traido buenos momentos para pensar. Su vida tranquila, sus calles antiguas, estrechas y zizagueantes fueron un buen momento para meditar y disfutar.
Muchas zonas verdes y unos tranvias cuya campanita característica le dan un toque pintoresco a un servicio público impecable. De idioma, no se entiende nada. Afortunadamente están asumiendo el español casi como segunda lengua, de manera que en todo lado entienden el idioma de Cervantes y del cucarrón.
Fuí a ver teatro negro. Alicia en el País de las Maravillas fue la obra que en el oscuro escenario me llevó durante dos horas por un mundo mágico, lleno de colores, de artístas volando por el escenario y objetos que aparecen y desaparecen en la oscuridad.
Praga, la tierra de Kafka. Se quedaron cortos los días para pasar por todos sus puentes, para conocer todas sus calles y para seguir conociendo una ciudad medieval que funciona como una capital del siglo 21.
1 comentario:
Hola... Sabes tan bien como yo que ayer cumplió Moncho, mi padrino de confirmación... y por ahí vi la invitación de la cerveza entonces me preguntaba si ya estabas de regreso en Colombia... qué rico que hayas estado por Europa, aprendido y conocido tanto...
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